En el Maratón de Boston, los corredores usaron etiquetas RFID atadas a las zapatillas para controlar sus tiempos desde el inicio hasta la meta.
Justo unos días antes del inicio de la carrera, los corredores recogieron un peto numerado y una etiqueta RFID que podía amarrarse a sus zapatillas. A lo largo de las 26.2 millas de la carrera, había 11 esterillas que recogían la información y la retransmitían a varias salidas. Además, este año se utilizaron etiquetas descartables.