Todas las entradas del Gran Premio de Bélgica de F1 tienen integrado un chip RFID. Los trabajadores van equipados con lectores móviles RFID en la entrada del recinto, y distribuidos por todo el circuito reciben los datos almacenados en los chips de las entradas, lo que les ayuda al control de accesos de las distintas zonas. El chip que contienen las entradas pueden leerse con mayor rapidez que los códigos de barras en los puntos de control, reduciéndose las colas de espera.
En tanto, al almacenar la información del punto de entrada y salida en el chip RFID, se evita la falsificación y el intercambio fraudulento de entradas.