A partir de 2002 empresas como Verichip y Digital Angel han vendido implantes de chip para seres humanos comercialmente. El sistema que utilizan estos chips que se encuentran protegidos por una capa de silicato de vidrio es el de identificación de radiofrecuencia (RFID). Esta frecuencia inalámbrica puede ser utilizada tanto por lectores de datos en hospitales y comercios como por sistemas de posicionamiento global (GPS).
Este último uso ha sido el más socorrido por las personas de alto poder adquisitivo de países como México, en donde los secuestros están a la orden del día. Mediante el chip las personas adquieren una sensación extra de seguridad al poder ser localizados en donde quiera que se encuentren por medio de un satélite.