El sistema RFID, desarrollado por SoftTouch, se instaló hace un mes y ya ha probado sus beneficios, según el dueño del restaurante. No sólo ha logrado reducir el robo interno sino que permite a los clientes marcharse cuando lo deseen y evitar esperas. Los empleados no pueden enviar un pedido hasta que no se registren con sus pulseras RFID, que llevan un número de identificación único asociado al nombre del empleado. Por tanto, ya no pueden dar comida gratis y los clientes no tiene que entregar sus tarjetas de crédito a un extraño, sino que pueden pagar ellos mismo en el quiosco habilitado a tal efecto.
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