El 42% de los consumidores considera que las tecnologías de radiofrecuencia son favorables, frente a un 10% que las perciben como nocivas para el consumidor y un 17% que todavía no lo saben. El 31% restante no tiene una opinión formada al respecto. Estas son algunas de las principales conclusiones de un informe elaborado por Capgemini Ernst&Young sobre la percepción de los consumidores acerca de la RFID.
El estudio pone de manifiesto el desconocimiento que existe entre la población sobre la RFID. El 77% de los encuestados no han oído hablar nunca de este tema, frente al 23% que sí conocía esta tecnología, principalmente a través de los medios de comunicación y del boca a boca. Pese a todo, la consultora señala que los consumidores están abiertos a la información sobre esta materia.
Entre las principales preocupaciones de los consumidores se encuentra el impacto sobre el precio final de los productos. Alrededor del 40% de los encuestados considera que la implantación de esta tecnología incrementará el precio de los productos, frente a un 17% que considera que lo reducirá y un 18% que asegura que no tendrá ningún impacto.
Capgemini Ernst&Young considera que la percepción en cuanto a precio que tienen los consumidores es una cuestión importante a tener en cuenta por las empresas a la hora de desarrollar su estrategia RFID. Así, recomienda a las empresas que transmitan a los consumidores, dentro de su estrategia de comunicación, que los actuales precios se reducirán si se eliminan costes en la cadena logística gracias a la radiofrecuencia.
El estudio también apunta los principales beneficios que perciben los consumidores de la utilización de la radiofrecuencia. La consultora califica alguno de ellos de “sorprendente”:
– Recuperación de objetos perdidos, como vehículos o productos electrónicos.
– Mejora de los dispositivos antirrobo de los vehículos.
– Ahorros derivados de un descenso de los costes de fabricación y comercialización.
– Una mayor seguridad en los productos farmacéuticos (evitando falsificaciones, medicinas o dosis incorrectas, etc.).
– Una retirada más eficaz y rápida del mercado en caso de anomalías en vehículos, neumáticos, comida, juguetes, etc.) y una mayor seguridad y calidad de los alimentos (origen de los productos, controles de calidad, trazabilidad, etc.).
En los últimos puestos de la clasificación de beneficios, se situaron las recomendaciones personalizadas de un producto, el reconocimiento de las preferencias del consumidor para un más rápido y mejor servicio y un mayor acceso a más productos. Otros beneficios como un mayor ajuste de los precios, una compra más rápida y menos posibilidades de que se acaben los stocks se situaron en el centro de la lista.
La consultora señala que la buena noticia para las empresas reside en que los principales beneficios percibidos por los consumidores proceden de sistemas ya en marcha, que se sitúan a nivel de palet, por lo que deben potenciar la comunicación con los consumidores en este sentido. De hecho, el 68% de los encuestados asegura que una más rápida recuperación de un producto robado le influiría decisivamente en su compra frente a otro. Sin embargo, el porcentaje cae significativamente al aparecer la cuestión de si estaría dispuesto a pagar más por ello.
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