Entre las barreras a la implementación de tecnología RFID que todavía persisten, destaca el coste de las etiquetas, puesto que éstas deberían ser desechables. Por otro lado, el informe plantea una disyuntiva: ¿Quién debe asumir el gasto de incorporar sistemas RFID? ¿Aeropuertos o compañías aéreas?
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