La competencia es un síntoma del progreso de la economía. La competencia beneficia a los consumidores y a la economía a través de la mejora de la calidad y la baja en los precios de productos y servicios. La creciente competencia garantiza que los distintos actores del mercado hagan esfuerzos superar a los competidores y así aumentar o por lo menos conservar la cuota de mercado que poseen.
Una de las técnicas adoptadas por las compañías de todo el mundo para combatir las presiones creadas por la competencia es la Reingeniería de procesos (BPR por las siglas en inglés de Business Process Reengineering). El BPR es adoptado por las compañías para reducir costes, utilizar los recursos disponibles eficientemente y para hacer frente a presiones competitivas.