Mayor la cantidad de contratos una organización tiene, más difícil es hacer un seguimiento de cómo están actuando. De hecho, es un reto sólo para saber dónde están y quién tiene la responsabilidad de ellos.
Es obvio, pero sin embargo prudente recordar que los contratos son «documentos que están congelados en un punto en el tiempo y representan derechos y obligaciones que han de ser entregados en un período del futuro». Esta es la razón por la cual los contratos deben ser gestionados a través de toda su ciclo de vida -desde la cuna hasta la tumba-, para asegurarse de que estén haciendo lo que se supone que deben estar haciendo.
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