«Es muy importante tener en cuenta que la gran mayoría de filtraciones están casadas por acciones de empreados: un trabajador puede enviar sin querer un documento adjunto erróneo, incluir datos sensibles en un e-mail, reenviar un e-mail que contiene información confidencial enterrado en la discusión, etc.», asegura el informe. Para reducir este peligro, recomienda utilizar una buena gestión de contenidos externos que permitirá parar el 98% de las brechas no intencionadas.
Según el documento, de 19 páginas y en inglés, el e-mail, los mensajes instantáneos o las redes sociales son «espadas de doble filo»: permiten aumentar la productividad pero también suponen un gran riesgo para las organizaciones.