La falsificación de medicamentes tiene implicaciones muy graves, que suponen riesgos para la salud humana y pérdidas económicas. Según estimaciones, alrededor de un millón de personas mueren cada año a consecuencia de fármacos falsos,1 y los medicamentos vendidos en el mercado negro representan en la actualidad más del 10% de las ventas de productos farmacéuticos a escala global. El problema está creciendo: en el marco de la Operación Pangea, el buque insignia de la investigación farmacéutica de Interpol, en el 2011 se incautaron 2,4 millones de pastillas falsas e ilegales, mientras que en el 2015 el número total de píldoras y otros medicamentos confiscados por los agentes de policía ascendió a 20,7 millones.
La serialización se ha convertido en la herramienta clave para garantizar la trazabilidad de los medicamentos y, cuando la directiva europea relativa a fármacos falsificados entre en vigor en el 2019, el requisito de la identificación inequívoca, desde un palé entero hasta la dosis individual, será aún más estricto. No obstante, la capacidad de asimilar grandes cantidades de datos y de generar, aplicar y validar eficazmente un código único supone un reto difícil para la cadena de suministro del sector farmacéutico.
SATO ha desarrollado soluciones de impresión que permiten a los clientes, en todas y cada una de las etapas de la cadena de mando y suministro, imprimir con total seguridad la información y el contenido correctos en las etiquetas y, además, guardar estos datos, una vez verificados, en sus principales sistemas operativos. Las soluciones de SATO son fruto de sus amplios conocimientos prácticos —el 85% de los sistemas sanitarios en Japón ya utilizan la tecnología de SATO— y su plataforma tecnológica AEP (Application Enabled Printing), que integra la inteligencia precisamente donde se necesita.
Las impresoras provistas de AEP, tales como la serie NX de SATO, tienen su propia capacidad de procesamiento interno, gracias a la cual pueden conectarse a otros dispositivos, como por ejemplo balanzas, lectores manuales de códigos de barras y teclados, e imprimir sin necesidad de conexión a un ordenador. Asimismo, estas impresoras están diseñadas para ser fácilmente reprogramables, lo que mejora su adaptabilidad a las exigencias cambiantes. Estas funciones son esenciales para proporcionar la conectividad, flexibilidad y facilidad de uso necesarias para ayudar al sector farmacéutico a cumplir los requisitos de trazabilidad en su cadena de suministro.
Por ejemplo, la validación de una etiqueta es muy importante en el ámbito farmacéutico. Con AEP, se dispone de múltiples opciones. Una solución básica consiste en incorporar un escáner a la impresora, para que pueda leer la etiqueta y confirmar la veracidad de la información contenida en ella. Una solución más avanzada utilizaría una cámara para contrastar la información mediante pruebas de control óptico. Con ayuda de un protocolo abierto basado en Linux, SATO promueve la colaboración con otros socios para hacer compatibles los componentes, de modo que las empresas farmacéuticas, las organizaciones de producción bajo contrato y otros participantes en la cadena de suministro pueden implementar una solución de impresión y etiquetado verdaderamente integrada.
“La directiva sobre medicamentos falsos solo es una iniciativa reciente para que el sector farmacéutico busque maneras de proteger su negocio y a sus clientes mejorando la identificación y trazabilidad”, señala Kevin Allart, gerente comercial de productos de SATO para el mercado sanitario europeo, y añade: “SATO y sus socios seguirán trabajando junto con otros en la cadena de suministro, incluyendo a usuarios finales, integradores de sistemas y otros fabricantes, para desarrollar soluciones de impresión y etiquetado inteligentes, eficaces y asequibles, para que la serialización de los envases de medicamentos sea simple e infalible.”