Esto permite que los Procesos puedan mantenerse prácticamente sin cambios (excepto los derivados de las mejoras introducidas en su diseño) ya que la mayor parte de los cambios se derivan de las variaciones del entorno empresarial (mercado, políticas, estrategia, etc.), que es justamente lo que queda definido en las Reglas de Negocio. Con este enfoque, los cambios se introducen en las Reglas de Negocio y los Procesos quedan automáticamente adaptados a las nuevas situaciones.