La compañía transportista Maersk Logistics se está preparando para participar en un proyecto piloto de tecnología RFID en la cadena de suministro en Asia junto a EPCglobal, con el objetivo de reducir las pérdidas por robo, desvíos o falsificaciones de productos.
Según ha asegurado la compañía, el proyecto significará un paso sin precedentes dentro de la adopción de la RFID en la industria marítima. Cindy Braun, manager general de Maersk Logistics, una división de la transportista A.P. Moller-Maersk Group, que está participando en el piloto, explicó el programa en un forum RFID que se ha celebrado recientemente en Los Angeles.
“Se espera que el proyecto ofrezca maneras de fortalecer la seguridad de los clientes de EEUU, así como el cruce de fronteras entre el sur de China y Hong Kong”.
El proyecto empezará a finales de este año y terminará en Diciembre de 2006, y las conclusiones que se extraigan del mismo se publicarán al año siguiente. EPCglobal está esponsorizando el proyecto en el sur de China junto al gobierno de Hong Kong, que asumirá la inversión que requiere junto a Maersk.
El proyecto que está llevando a cabo en China es uno de los muchos que Maersk tiene en curso. La compañía está preparando sus almacenes de forma global instalando redes, lectores e infraestructura para gestionar envíos RFID para clientes que mandan sus mercancías a compañías como Wal-Mart o Metro Group.
En la actualidad, los barcos llevan como media unos 3.000 containers de los 200 millones que transportaron en 2002, tal y como aseguró Braun. Se requieren unos 100.000 documentos para enviar esta carga, papeleo que el RFID puede llegar a reducir con la recolección de datos mediante lectores y etiquetas.
Se espera que monitorizar la mercancía enviada en los containers reduzca los robos, lo que junto al desvío de productos a otros puertos sin la aprobación previa del proveedor supone entre un 1 y un 3% de los bienes transportados alrededor del mundo. El inventario del contenido del container se suele valorar entre 500.000 y 5 millones de dólares, dependiendo de los bienes.
Otro problema es la falsificación de productos, que se sitúa entre el 5 y el 10% del comercio global, o unos 350.000 millones de dólares. Braun estima que el robo de mercancías cuesta a las compañías norteamericanas 1.000 millones de dólares mensuales, y la mayoría de estos hurtos tienen lugar durante el proceso de transporte.
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