El proyecto, que contó con la participación del productor de fruta fresca Apo Conerpo y al retailer Conad, se llevó a cabo en julio coincidiendo con la recogida de cerezas en Italia. Durante un mes, se etiquetaron aproximadamente 120 contenedores reutilizables de plástico con sensores de temperatura RFID activos que se desactivaban al llegar a las tiendas. El estudio demostró los fallos existentes en la cadena de suministro, como cuellos de botella.
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