Pero China sigue sin definir claramente cuáles son sus intenciones con respecto a la tecnología RFID. Por un lado, en ocasiones ha amenazado con no plegarse a los estándares globales que pretenden imponerle EEUU y Europa y crear sus propios estándares, pero muchos creen que acabará aceptando los ya existentes para evitar que las compañías occidentales abandonen el país.