Según Itene la cadena de suministro del pescado ha sido escogida como caso de estudio en el proyecto «Chill-On», porque el pescado ocupa el tercer puesto del mercado alimentario europeo y es uno de los alimentos más sensibles de producir intoxicación alimentaria. La etiqueta se acaba de probar con éxito en una prueba piloto que ha realizado el Instituto alemán TTZ, coordinador del proyecto y que ha consistido en el traslado de una carga de pescado (bacalao) capturado en Islandia hasta Francia, un recorrido de 2.700 kilómetros realizado en diferentes medios de transporte.
La carga ha estado monitorizada a tiempo real, lo que ha permitido detectar cambios en el producto de manera inmediata y rectificar para el producto en ningún momento sufriese una rotura de la cadena de frío y llegase en un nivel óptimo de frescura hasta una pescadería francesa. El objetivo del proyecto «Chill-On» es aprovechar las nuevas tecnologías de la información como herramienta para mejorar la calidad, seguridad y transparencia de la cadena de suministro alimentaria.