Cabe destacar que las abejas eran liberadas a varias distancias de hasta 13 kilómetros hacia los cuatro puntos cardinales.
En tanto, dos receptores RFID fijados en el panal registraban cada vuelo de entrada y salida de las abejas etiquetadas, registrando el número de identificación, la fecha y hora, y la dirección del movimiento.