Las recomendaciones, eminentemente prácticas, que se ofrecen giran entorno a tres pilares: la creación de un entorno de trabajo tecnológico, las barreras financieras que hay que encarar y la necesidad de comprometer al público (tanto profesionales como pacientes) de las ventajas de las TI. Entre otros puntos, se apuesta abiertamente por la adopción de sistemas abiertos y estándares, y se analiza una cuestión tan delicada como la salvaguarda de la privacidad de los datos de los pacientes en este nuevo entorno tecnológico.