Los motivos esgrimidos para este nuevo desarrollo son evitar la falsificación de billetes, y otros usos en donde es necesario contar con un chip RFID de tamaño muy reducido. En la actualidad, los microchips de este tipo son usados, por ejemplo, para hacer seguimiento de pacientes médicos, la identificación de vehículos o la autenticación de billetes. Algunas versiones aseguran que estos chips podrían ser implantados en el cuerpo humano para ejercer un mayor control de la población en un futuro.