London Underground identificó un problema en su proceso de realización de informes sobre incidentes, un proceso que realiza el seguimiento de cualquier incidente operacional relacionado con el estado sus vías, trenes o estaciones que tiene impacto en el servicio ofrecido.
Cuando estos informes eran creados sobre formularios de papel para transmitir la información entre los diferentes responsables y personal de la compañía, así como a terceros, el formulario resultaba en demasiados casos erróneo o incompleto. Además, esta comunicación basada en papel no ofrecía ningún tipo de visibilidad sobre el estado del proceso o sobre la ocurrencia de incidentes en toda la red del metropolitano londinense.