La reutilización de componentes, la flexibilidad y la reducción de la complejidad que las arquitecturas orientadas a servicios (SOA) ofrecen han convertido a esta arquitectura en una de las estrategias de integración más utilizadas hoy por las empresas. SOA implementa procesos de negocio mediante la orquestación de servicios empresariales que utilizan formatos de datos y protocolos de comunicación estándar.
Sin embargo, los servicios de decisión basados en SOA presentan numerosos aspectos que dificultan su gestión. Varios individuos (arquitecto TI, desarrollador, director de área) intervienen en la implementación del servicio, lo que complica la visibilidad y el entendimiento entre TI y el negocio, especialmente cuando el servicio debe ser modificado. Además, al estar sujetos a diferentes normativas, los servicios de decisión deben ser auditables; es decir, ha de ser posible reconstruir qué pasos siguió el software para llegar a una conclusión (por ejemplo, rechazar una petición de préstamo).