A medida que se va imponiendo el uso de la RFID, se acrecenta la necesidad de resolver algunos retos todavía pendientes. Por ejemplo, la enorme cantidad de datos que generan los tags incorporados a ítems, cajas o palets – se estima que de 100 a 1.000 más que los datos generados por los sistemas de códigos de barra convencionales. Quienes adopten la tecnología necesitarán encontrar formas de reunir y gestionar estos datos, y encontrar las partes de conocimiento entre todo ese “ruido”.