Tal y como recoge el informe de la europarlamentaria Maria Badia i Cutchet, «todos los objetos de nuestra vida cotidiana (tarjetas de transporte, ropa, teléfonos móviles, coches, etc.) podrían acabar equipados con un chip RFID», lo que afectaría a la vida cotidiana y los hábitos de los ciudadanos europeos. Además, el documento señala que la utilización de chips RFID será eficaz «en la lucha contra la falsificación, el secuestro de bebés, la identificación de animales, etc.».
No obstante, junto a estas ventajas, los eurodiputados hacen hincapié en la necesidad de establecer un marco jurídico europeo que garantice la privacidad de los ciudadanos y la protección de los datos personales. Para ello, piden que la legislación actual se adapte al nuevo entorno digital y que «todos los usuarios tengan el control de sus datos personales».