La tarjeta, que previamente los padres cargan con efectivo, le da la posibilidad a los estudiantes de comprar comidas sanas en la cafetería de la escuela sin tener que cargar con dinero. El sistema también mejora la rapidez en las colas de la cafetería, ahorrándose tiempo a los estudiantes para que puedan ingerir sus alimentos con calma, en lugar de salir corriendo para estar a tiempo en las clases. Lubner observa que el estudiante tiene que emplear el dinero de su tarjeta en la cafetería escolar y esto facilita mantener una oferta de comidas sanas, evitando que los alumnos gasten su dinero en dulces u otros alimentos que no son saludables.