El Salvador buscaba combatir el robo de autos, las importaciones ilegales y el robo de identidad. Además, el país necesitaba reducir el fraude relacionados con documentos falsos migrando el sistema de registro de vehículos y de licencias de conducir que poseían y que estaba basado en papel, a un sistema que fuese automático y que pudiese registrar de manera cierta tanto a las personas como a los automóviles.
Para poder alcanzar los objetivos del gobierno de El Salvador, a través de su integrador y socio de negocios Sertracen, Identix proporcionó el sistema BioEngine con capacidad de reconocimiento múltiple de huella dactilar. El sistema de licencias de San Salvador ahora posee más de 1,5 millones de conductores, todos debidamente registrados.
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