Hace un par de meses las autoridades germanas descubrieron 110 toneladas de carne podrida en varios almacenes de Bavaria. Parte de esa carne llevaba más de cuatro años en estado de putrefacción y podría haber sido exportada a otros países de la UE. Para evitar estos casos, el gobierno federal alemán ha financiado un proyecto RFID, en el que 5 institutos de investigación desarrollarán un sistema que combina RFID y rayos láser para controlar la frescura de la carne.
El proyecto FreshScan, financiado con 3 millones de euros por parte del Ministerio Federal para la Educación y la Investigación (BMBF), se puso en marcha a mediados del 2006 y aunque todavía se encuentra en su fase conceptual, está previsto que dure 3 años.
Los participantes están desarrollando un sistema basado en dos componentes. La primera parte consiste en una etiqueta de RFID semi-activa con sensores de temperatura que documenta el estado de la carne desde el matadero hasta la tienda y registra las variaciones de temperatura. La segunda en un lector RFID integrado con un detector óptico, un artilugio que utiliza láser para analizar y registrar el estado de la carne que indica el tag RFID. El lector mide el espectro de luz, en el que pueden detectarse los cambios químicos.
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