Uno de los problemas típicos de las soluciones convencionales de BPM que sufren las empresas es que se hace demasiado hincapié en la planificación por fases. Por este motivo, los tiempos de desarrollo de tecnologías de la información se prolongan eternamente, puesto que se dedica mucho tiempo a «darle vueltas» al problema: se utiliza el método de la «bola de cristal» para anticipar y abordar todos los posibles problemas que puedan surgir hasta diseñar la solución idónea.
Sin embargo, al adoptar el concepto de un desarrollo de BPM interactivo y ágil (reflejado a la perfección en una solución unificada e inteligente basada en normas), es posible implantar un sistema en noventa días, con el conocimiento seguro de que se podrá modificar en el futuro en función de las necesidades.