Poder averiguar las áreas donde se producen más delitos, a qué hora se cometen, qué perfil tienen los delincuentes que realizan determinados delitos e incluso, basándose en escenarios simulados, establecer previsiones para evitar que se lleven a cabo éstos en el futuro son algunas de sus aplicaciones. En muchos casos, estas estadísticas podrían combinarse con sistemas de información geográfica (GIS) con lo que el tiempo de reacción y la cobertura policial mejorarían considerablemente, ante una organización criminal cada vez más informatizada y tecnológicamente equipada como la que opera hoy en día.