El autor defiende que con la implantación de un Cuadro de Mando se consigue mejorar la eficacia de los procesos; reducir sustancialmente el tiempo dedicado a la obtención, cuadre de la información y elaboración de informes; se identifican las desviaciones de sólo un vistazo; y, por último, se controla la actividad de todos los involucrados. Además, facilita en gran medida el conocimiento de los riesgos y la necesidad de mitigarlos, ya que éstos se producen diariamente y no mensualmente como sucede con la mayoría de los cierres contables, de ahí que la agilidad y flexibilidad de los sistemas deba ser mucho mayor.