Justin Patton, director general del Centro de Investigación RFID de la Universidad de Arkansas, afirmó que los implantes RFID en humanos están lejos de servir como un dispositivo de rastreo, por ejemplo para rescatar secuestrados en México, donde los secuestros han aumentado 371% en los último 5 años y, según la empresa mexicana Xega, la demanda de los implantes RFID ha aumentado 40% en los últimos 2 años.
Patton dice que los implantes resultan demasiado pequeños para comunicarse con un satélite, y eso es sin tomar en cuenta las barreras que la señal del implante tendría que superar: metal, concreto, y el agua del cuerpo humano. Incluso con costosos sistemas de baterías a bordo no se pueden leer de una distancia mayor a 200 metros, sin interferencias en el camino.