El gobierno holandés equipará a 125 agentes de policía con artefactos portátiles capaces de escanear huellas digitales de detenidos para determinar si son extranjeros que se encuentran en el país sin autorización. Esto forma parte de una política represiva antiinmigrante iniciada hace una década y que el actual gobierno conservador ha prometido intensificar.
Wiebe Alkema, vocero del ministerio de Justicia, explicó que se ensayará el método para acelerar los procedimientos en uso. En la actualidad, cuando la identidad de un extranjero está en duda, se lo detiene y se buscan sus huellas digitales en una base de datos inmigratoria.
Cabe destacar que en 2005, Holanda instituyó la obligatoriedad de portar el documento de identidad y en 2006 empezó a almacenar las huellas digitales tanto de ciudadanos como de inmigrantes autorizados y solicitantes de asilo.