La empresa pontevedresa Tracing Tech, experta en el control de armas redirigida también a la protección de obras de arte, desarrolló un chip RFID pasivo que se acopla sin crear alteración en el objeto de cualquier material, apenas detectable. Esto permite establecer un perímetro de seguridad y en cuanto el objeto lo abandona es detectado por una serie de sensores que hacen saltar la alarma. De ese modo, la empresa de seguridad encargada de la vigilancia de un decomiso, un arsenal de explosivos o un patrimonio artístico de envergadura sabría al instante que se está desplazando del lugar.
Según explican desde Tracing Tech, la seguridad en depósitos de armas, arsenales militares e incluso decomisos es buena, pero no efectiva al 100%; a veces se producen robos o se echa en falta algo en los inventarios. Así, surgió la idea de cubrir una necesidad: un proyecto de I+D que mejorara el control y la trazabilidad de las armas.