Mitsubishi Caterpillar Forklift Europe (MCFE) de Almere es una empresa con perspectivas internacionales. Con su empresa matriz en Japón y una empresa hermana en América, la planta holandesa produce carretillas elevadoras para Europa, África y Oriente Medio. Cada día, salen de la línea de producción de Almere 55 nuevas Mitsubishi Caterpillars. En breve, esta capacidad de producción se disparará hasta alcanzar las 70 carretillas, cifra que se espera que llegue a las 90 unidades para finales del 2008.

Henri Snijders, de Work Management Associates, es uno de los asesores de Work y lleva nueve años orientando al departamento informático de MCFE sobre ERP y los proyectos de Microsoft CRM. En ese momento, instalar terminales en carretillas industriales era una de las muchas ideas nuevas que se barajaban. Según explicó el directivo, «Esos terminales llevan funcionando a la perfección incluso hoy, de manera que la solución ofrecida por Zetes era verdaderamente robusta. De hecho, para que los terminales se rompan hace falta golpearlos con un martillo».

La creciente demanda de carretillas elevadoras exige una nueva solución automatizada. Según Henri Snijders «incrementar la producción en más del 60% en el mismo espacio no es tarea fácil. La única forma de hacerlo es limitar las existencias. Cada una de las carretillas está compuesta por unas 1200 piezas. Si tienes muchas piezas sobrantes o nunca se da fin de las existencias, se desperdicia un valioso espacio sin necesidad. MCFE desea tener una producción ajustada, es decir, cero existencias y entregas just in time».

Henri Snijders agrega que «había llegado la hora de la RFID, un método de identificación y registro que se utiliza también en el sector de automoción. La RFID utiliza la frecuencia de radio y emplea lectores que pueden leer automáticamente los datos de las etiquetas RFID móviles. Imaginemos que pudiéramos adaptar las etiquetas a las carretillas que producimos y equipar la línea de montaje con lectores RFID. Podríamos supervisar el proceso de producción hasta el más mínimo detalle. Seríamos capaces de controlar con eficacia las máquinas, la producción de los subconjuntos y nuestros proveedores».

Aunque parece un proyecto inmenso, Henri Snijders afirma que, en la práctica, la introducción de la RFID superó expectativas. Fue solo cosa de hacer la instalación y las pruebas, y ya estaba funcionando. La experiencia con la línea de prueba bastó para convencernos de sus ventajas y avanzar con una rápida implementación en todo el proceso de producción.

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Por Editorial

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