Ocean City, un municipio costero cuya población crece de 15.000 habitantes a 115.000 cada verano, espera facilitar el acceso a las playas con un nuevo sistema de RFID. El municipio requiere el pago por la entrada a las playas y paseos marítimos. Por este motivo, los bañistas deben llevar una tarjeta a la vista de los inspectores. En verano de 2009, estas tarjetas se convertirán en pulseras con un RFID que también servirán para los pagos de comida y aparcamiento.
Los inspectores llevarán podrán identificar estas pulseras con lectores de RFID. Para que los inspectores no tengan que molestar a los bañistas, las etiquetas serán de largo alcance, pudiendo ser leídas a más de un metro de distancia.
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