Les presentamos el curioso caso del oleoducto de Alaska, que abarca actualmente más de 1200 kilómetros y cruza más de 800 ríos. Sin embargo, este oleoducto debe alargarse hasta conectar Alaska con Canadá hasta los EEUU, de forma que abarque más de 3400 kilómetros. En un entorno tan hostil se presentan retos que sólo la RFID puede resolver. La RFID puede ayudar a reducir al mínimo el error en los cálculos de material, con lo que se ahorrarían millones de dólares.
Para la construcción del oleoducto se requieren millones de toneladas de mercancía y de piezas de equipamiento. La aplicación de RFID supone limitar el desperdicio o pérdida de piezas, la duplicación o reemplazo de pedidos, al tiempo que mejora la seguridad del sistema del oleoducto y de los trabajadores. Los datos generados por el RFID contribuyen a las inicativas Six Sigma de cálculo de errores para minimizar los defectos de gestión logística y mejorar los sistemas, métodos y procesos.