Magnífico análisis sobre los tipos de Suites BPM que podemos encontrar en el mercado, que se centra en cómo elegir la suite BPM que mejor encaja con nuestras necesidades.

Sin ánimo de ser exhaustivo y enumerar conjuntos de prestaciones, sino que recoge su tipología por la evolución y describe de qué partes consta, qué diferencia hay con un simple modelador de flujos y casos de negocio y las herramientas que incorporan los BPM actuales.

También se distinguen dos grandes familias que podrían dejarse en los BPM de los fabricantes de aplicaciones, de bases de datos, de plataformas… y los ‘pure player’.

Los ‘pure player’ podrían definirse como suites basadas en arquitecturas de workflow. En este caso, sería exigible, y es lo más habitual, que pivotaran a través de XPDL (XML Process Definition Language) y su capacidad de empaquetar subprocesos reutilizables.

Esto confiere grandes diferencias, por ejemplo es bueno saber que los primeros estarán más basados en BPEL y estarán orientados a orquestar servicios entre sistemas. Aquí tiene mucho sentido SOA y WSDL… aventuran un futuro sin apenas intervención humana ni un entorno de colaboración.

Hay que estar atentos a la evolución de los estándares y su adopción, porque algo exigible a esta industria es que pudiéramos llevarnos los workflows de un motor a otro sin más problemas que los de integración y middleware. En esto también jugará un papel muy importante BPMN.

El autor da por supuesto que los buenos BPMs son capaces de dejarnos señalar KPIs para medir el rendimiento de nuestros procesos. Estos KPIs deben poderse llevar a cubos OLAP y ser analizados y presentados con los correspondientes dashboards.

Por Editorial

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